martes, 2 de septiembre de 2008

LA LOCURA DE LA PANDA



Se decidió por unanimidad que no se publicarían las fotos que acompañaban a la noticia. En la redacción del periódico aún así había muchas dudas, especialmente centradas en la posibilidad de que cualquier otra publicación carente de escrúpulos o algún sensacionalista programa de la televisión pudiera hacer su agosto a costa de la desgracia. A pesar de todo, las presiones de la familia y de la Asociación pro Defensa del Oso Panda, uno de los mayores grupos de poder del país, declinó la balanza hacia la decisión responsable. Por otro lado –replicó sabiamente el director- tenemos las fotos de la princesa en bañador, que son sin duda de interés general, y no lo del oso que es algo de mal gusto e interés degeneral (el director sonrió ante su propia ocurrencia ampliamente reída por la pléyade de redactores que atendían la reunión).


Esa misma tarde la televisión pública remontó un mal año de audiencia con el especial informativo, que fue alargado las dos semanas siguientes con multitud de entrevistas a los testigos del suceso. Gran Osezno, la vida a tiempo real del oso mutilador, fue el programa más visto del año y revolucionó el formato de los documentales sobre el mundo animal, pese a ser criticado por los profesionales del medio. El canal digital de National Geographic experimentó un desarrollo monstruoso y generó muchísimo empleo entre los antaño denostados biólogos y naturalistas, que vieron su prestigio recuperado tras la catástrofe acontecida muchos años antes cuando pruebas irrefutables habían demostrado que Dios había creado al mono.


Un par de años después, Osicidio, vuelta al mundo panda, registró una taquilla inesperadamente baja comparada con la primera parte, menos en China. La moda fue pasando y poco a poco se fue perdiendo el interés por el mundo animal. La niña de la historia, la más famosa desde Ana Frank, sentada al borde de la piscina de su mansión, se miraba su pequeño brazo ausente mientras les decía a sus papás: No entiendo nada.